viernes, 23 de octubre de 2009

LOS ESTUDIOS DE POSGRADO EN EDUCACIÓN EN EL MARCO DE LA IMAGEN DIGITAL Y LA VIRTUALIDAD.

1. Preámbulo
Los estudios de posgrado en México se han venido desarrollando de manera vertiginosa en los diversos campos de la ciencia, la tecnología y la cultura. La sociedad mexicana tiene hoy a su disposición un mayor número de opciones de profesionalización, en comparación con las que contaba en la última década del siglo XX. Hemos entrado de lleno al siglo XXI con una mejor capacidad de comunicación y enormes potenciales de desarrollo profesional y técnico; lo cual no se logrará sin el esfuerzo individual y la disciplina para fortalecer el trabajo cotidiano; ya no podemos seguir esperando que los demás nos den todo lo que pedimos; hoy, ineludiblemente, cada quien se labra su camino y construye su destino con dedicación, claridad de metas, mucho trabajo y esfuerzo. Por lo que la mezquindad ha de ceder el paso a la generosidad; habremos de compartir, de enseñar y de aprender en conjunto, pero sin dejar de pensar y de actuar en forma independiente, manteniendo una permanente actitud de búsqueda y de superación profesional.
Es cierto que las actitudes maniqueas y sórdidas intentan sobrevivir en este siglo XXI a expensas de los ilusos y de los necesitados; pero estas prácticas caducas de hacer política y politiquería cada vez son más marginales y tienden a desaparecer; y no solamente son impensables para su aplicación en la docencia, sino aberrantes y ofensivas.
En la era en que vivimos el sujeto individual y pensante, con sus homólogos, es quien tomará las bridas de los países en el mundo moderno; ya no basta con decir y mandar decir que somos buenos y competentes; hoy es necesario demostrarlo en los hechos; ya no basta con lanzar por delante nuestro curriculum vitae que detalla todo lo buenos que hemos sido; hoy se requiere de sujetos que sepan resolver problemas antes no resueltos; que propongan soluciones novedosas y efectivas, propias de cada situación y contexto. En síntesis, lo aprendido ya fue; lo importante es lo que podemos aprender, a partir de lo que sabemos, sin repetirnos en todos los casos y situaciones. Se trata pues de lanzar una mirada distinta a contextos comunes pero sin dar soluciones comunes; procurando mirar siempre desde ángulos distintos a los comunes y apuntando a horizontes y contextos que los demás no ven; pues con frecuencia lo común, lo visible, está oculto para muchos y sólo pocos logran develarlo.

2. La ventana de lo alterno
Una mirada distinta a los lugares comunes arroja visiones alternas a los discursos de siempre; ayuda a descubrir que lo que vemos no siempre es; que lo que está en nuestro entorno deja de estar inmediatamente después de que lo escudriñamos; pero sigue inmóvil ahí para quienes lo ven de manera rutinaria; pero no para el observador y escudriñador de lo educativo, pues en cada rincón del aula, en cada mirada y movimiento de los niños hay datos esperando a ser descifrados. Existe ahí información que calla o que habla; que siempre dice lo mismo o que habla diferente; son miradas, rostros, ruidos y paisajes que no cambian de tono ni color, para quienes pasan sin observar ni escudriñar su entorno; pero que para el indagador curioso, el que busca entre los rostros, entre las hojas de los árboles y entre los espacios que comparten los insectos encontrará ruidos desconocidos y colores multitonos. Y todo ello lo habrá logrado cuando ha sabido enfocar y colocar su mirada alterna; la mirada de la experiencia y la sistematización de lo vivido; la mirada de la inteligencia y del talento fino.
Mi intención en esta ocasión, es abrir una ventana hacia una visión alterna sobre la concepción de la ciencia, de la tecnología y la cultura; de la formación de profesionales en esta era donde se entroniza la imagen digital y la virtualidad. Y para ello les pido que liberen su imaginación, que piensen y reflexionen de manera diferente; distintamente a como ustedes piensan y reflexionan cuando están en el aula o en el estudio de trabajo académico, tratando de comprender un texto que tienen frente a sí. Entonces, a partir de la letra del texto, de las frases y los párrafos vayamos construyendo imágenes y generando ideas; reconstruyéndolas y comunicándolas. Por lo que hoy ya no podemos seguir repitiendo lo que aprendimos; así que es necesario, por lo menos, reelaborarlo y de ser posible innovarlo.
En algún momento hemos aprendido cosas nuevas; esas cosas que nos motivan a aprender y a comunicar. Pero habremos de pasar de las innovaciones aprendidas, al mundo sin fronteras; un mundo que es nuestro, así lo hemos forjado; así lo hemos creado, abierto y retador. Abierto porque todos podemos entrar, a todos los campos del conocimiento; y retador porque las llaves de acceso no se mandan a hacer ni se otorgan; se configuran a partir de los parámetros protocolarios universales, pero con el sello personal de la experiencia, la creatividad, la disciplina y el esfuerzo diario. Y en efecto, se trata de un mundo sin fronteras; dominado por la cultura y el conocimiento; pero no se trata de un mundo mágico ni paternalista donde todo se resuelve y todo se da; el conocimiento está ahí, pero es sólo el sujeto individual, el responsable de acceder a él.
En la actualidad, el conocimiento y los datos están arriba; han sido subidos a los satélites y éstos los devuelven hacia las plataformas virtuales y a los servidores informativos de las instituciones que les hospedan. Con los satélites de visión amplia podemos observar todo como sociedad; y con los de visión fina y puntual podemos ver las células, los átomos y los quantums. Es por ello que el conocimiento macro, cultural, está a nuestro alcance en cualquier punto del mundo; y el micro está a disposición en las finas redes nominativas de temas y autores; así que hoy disponemos de enciclopedias temáticas digitalizadas y también del artículo de tres páginas, apenas escrito y subido a la red ayer a las revistas digitales nacionales y de otros países continentales y de ultramar; las cuales, por sus características, todas son mundiales.
En la docencia en el posgrado, muchos pueden decir lo que un texto tiene escrito, repetir párrafos y fechas; pero muy pocos pueden decir algo distinto, relevante y propio. Por lo tanto, en el posgrado, intentamos ver entre los resquicios pequeños y ocultos a la vista simple; pretendemos mirar entre los umbrales que constituyen las redes de la información y la actuación humana; en suma, aspiramos a ser mejores de lo que fuimos ayer; decir y defender lo que es nuestro; pensar en el nosotros a partir del compromiso con el trabajo y el esfuerzo; y no sustentar imposturas basadas en lo que creemos que alguien dijo; ¡fuera suposiciones! ¡miremos, toquemos y experimentemos en el contexto donde trabajamos! Veamos y miremos a través de nuestros ojos y de nuestro intelecto; no repitamos lo que ya otros dijeron, porque corremos el riesgo de nunca ser nosotros. Y peor aún, quizás nunca logremos serlo.

3. ¿Por qué es importante saber escribir y pensar bien lo que se escribe?
Una parte importante de la magia de la docencia es la planificación previa de las actividades; pero es mejor cuando se adereza con la creatividad y la experiencia del docente y de los estudiantes. Aunque esta magia se hace real con la intervención fresca y creativa de los niños…por ejemplo, durante una visita de observación en un aula de educación preescolar, en un momento dado se me acercó Vicky (una niña de 4 años) un poco intrigada y sin más me dijo...¿Por qué tú siempre estás escribiendo cuando nosotros decimos?
Ella ya había observado que algo sucedía conmigo cuando al grupo entraba en actividad, pues cuando el grupo entraba en acción yo tomaba notas y escribía mis reflexiones. Y justamente, con frecuencia tenemos ante nuestros ojos y demás sentidos, todo un desfile de sucesos, de expresiones y sonidos que están ahí, de paso, esperando por muy corto tiempo la oportunidad de ser registrados y sistematizados; formando parte de todo lo que observamos en nuestro entorno laboral y sociocultural. Precisamente ahí está la riqueza de la información y de los hechos; y de allí pasan a los artículos de revista y a los libros. Sin embargo, habremos de aprender a leer el contexto, a la par que aprendemos a leer en los libros; ya sean éstos libros de texto para la educación básica o especializados para la educación superior. Así, en cada lectura y en cada práctica que hacemos está la información necesaria para construir una reflexión, una abstracción e incluso una elaboración conceptual sobre la sociedad, la familia o la escuela y las instituciones; sobre los servicios de salud y la comunidad; sobre las prácticas profesionales y su impacto en el sujeto contextuado.
En fin, en nuestro entorno, y al alcance de nuestra mano, están los datos, las ideas y los conceptos que requerimos para comunicar lo que observamos e incluso lo que pensamos; sólo hace falta escribirlos ordenadamente para que los lectores los comprendan y los hagan propios; pues sólo así trascenderemos la espiral del tiempo y las coordenadas del espacio.

4. Por qué es importante escribir? Del pensamiento al texto de papel
Esta interrogación nos remite a la necesidad de dejar evidencia de nuestras ideas y compromisos; primeramente, porque el hecho de escribir obliga a tomar una postura intelectual, política y social respecto de temas o problemas que nos interesa abordar. Pero también es importante escribir porque nos forma una disciplina intelectual que simultáneamente nos conduce a ordenar ideas y a sistematizar conceptos, datos y propuestas. Así que escribir se convierte en una necesidad de escribir bien. Pero saber escribir es más que alinear correctamente los sujetos con los sustantivos y los adjetivos, haciendo uso correcto de los verbos. Y más aún, escribir para los demás es asumir el interés del otro; es ofrecer ideas atractivas y útiles para sus intereses; es presentarle relatos de su experiencia, conceptos novedosos, saberes y procedimientos para fortalecer su saber hacer. Así que escribir para los demás es publicar; es hacer público lo privado del pensamiento del autor; es, en cierta medida, dar paso a la vulnerabilidad de la propiedad intelectual; es exponer el pensamiento a la crítica perniciosa de los otros, pero en medio de todo también habrá lugar para la crítica constructiva, la que contribuye a que seamos mejores en lo que hacemos. Por eso, a través de la publicación una obra toma la dimensión social que le corresponde; a través de esta modalidad de difusión las ideas cobran forma e inician la aventura del conocimiento compartido; en breve, las ideas son los códigos de nuestra cultura que trascienden el tiempo y las fronteras; son nuestro legado histórico; por lo que habremos de cuidar el hecho de no enviar a la aventura del conocimiento ideas débiles y confusas; y mucho menos ideas que no sean nuestras, porque en el mundo abierto de la virtualidad es altamente probable que encontrarán a su progenitura original.

5. ¿Pero cómo escribir? Estilo e identidad
La construcción del estilo de escribir requiere de un tiempo de ejercicio y práctica; escribiendo sobre temas de nuestro interés y de la institución donde trabajamos. El estilo tiene que ver con el tipo de conceptos que utilizamos; con los giros literarios que incluimos; con las metáforas que referimos; pero principalmente con los temas en los que nos especializamos. En cambio, la identidad del escritor se asocia más con la cultura propia de quien escribe y de la institución a la que pertenece. Es pues un proceso que se construye escribiendo y publicando lo que escribimos; evaluando lo escrito y explorando nuevas formas y temas para escribir. Pero también es cierto que el paso de lo verbal a lo escrito se convierte a menudo en el talón de Aquiles de los profesores, los científicos y los escritores; aunque éstos últimos, presumiblemente, son quienes saben escribir por razón de su oficio y especialidad. Sin embargo, en el ámbito de la literatura es evidente que los campos de especialidad indican el género de su producción escrita; por ejemplo novela, poesía, relatos o cuento. No obstante, por lo que respecta a la producción escrita es necesario seguir normas reconocidas en el ámbito internacional, pero sin perder de vista las de orden nacional y las locales; enfatizando que apegarse a normas internacionales de redacción, en primera instancia, nos asegura que lo que publiquemos circule más fácilmente por la red virtual como trabajos sólidos y creíbles; pero al mismo tiempo, es muy importante que le imprimamos a esas producciones, nuestro propio estilo; ya que esto es lo que nos identifica ante nuestros lectores; es nuestro sello de identidad.

6. Los temas de la producción escrita. Del interés personal al profesional
Cuando escribimos abordamos asuntos de interés personal y laboral; los intereses personales se pueden identificar mejor en la producción literaria y poética; son ejemplos de estos trabajos los de algunos escritores que sólo cuentan su vida o expresan sus frustraciones institucionales con sarcasmos y con frases iracundas; que si bien tienen su valor literario, caen con frecuencia en el ámbito de la novela, pero no cumplen con los requisitos de un trabajo científico. No obstante, también estos trabajos de denuncia son importantes para documentar hechos y situaciones que sirvan de base para sustentar propuestas de desarrollo institucional. Aunque bien vale decir que si bien la vida cotidiana en el ámbito laboral da argumentos para escribir de esta forma sobre los sujetos y las instituciones, lo cierto es que de manera expresa también se puede escribir sobre el interés profesional cuando existe una petición específica. Empero, el ejercicio intelectual de escribir se estimula y fortalece, primordialmente, cuando existe un proyecto o un programa de ediciones y divulgación al interior de la institución.

7. El desarrollo del pensamiento y la virtualidad
En la actualidad el conocimiento humano es tan amplio y diverso que se vuelve una tarea casi imposible para el profesor y el investigador científico; por lo que se requiere desarrollar la competencia del análisis, de la síntesis y del recorte metodológico. Pero aprender a hacerlo requiere de una actitud indagadora, cuestionadora y de mucho trabajo y esfuerzo; de disciplina para el trabajo individual, más allá de la exigencia del profesor o del tutor de tesis. Así que el esfuerzo va más allá del límite estandarizado; por lo que si queremos ser mejores, aspiremos a ser los mejores en nuestro campo; pero esa calidad no se decreta; se construye todos los días, caminando nosotros pues nadie puede caminar por nosotros el sendero que sólo es nuestro.
También hay que considerar que la información escrita en texto de papel es valiosa por sí misma; pues es una muestra evidente de la producción académica; pero aún siendo vigente, relevante y significativa, ésta producción intelectual ha pasado ya; y de hecho sigue siendo la materia prima fundamental de nuestra docencia. Pero hay otra información, la digitalizada, que puede ser mayor de mayor actualidad y servir para complementar y fortalecer la actividad académica; cuidando, por supuesto, la calidad de la información bajada de la red; la cual contiene- y que decirlo- importantes cantidades de basura. Por lo tanto, no deberemos dejarnos llevar por la fascinación de la información digital, pues es estado no la hace científica ni seria necesariamente. Señalando, además, que los datos bajados del satélite ya fueron; son pasado; no son simultáneos a su generación. E incluso, puede afirmarse que la imagen que nos devuelve un espejo cuando nos miramos por la mañana, en el baño de nuestra casa, no es simultánea; la imagen reflejada ya es historia, es pasado.
En el ámbito de la virtualidad la presencia del profesor se percibe, pero no está ahí; el alumno está del otro lado de la red pero no siempre se ve; es un código alfanumérico pero de acuerdo con las convenciones y los protocolos asumimos que está ahí. Pero no olvidemos que todo ello ha sido posible gracias al desarrollo del pensamiento; de hecho, en cada conexión física y virtual están segmentos de pensamiento y una cantidad enorme de horas de trabajo, de experimentación, de ingeniería, de discusiones y de ideas.

8. Los estudios de posgrado en educación. De la idea al texto y del texto a la imagen
Una buena idea es la base del desarrollo del pensamiento organizado e innovador; es el origen del texto y de la imagen que explica; una buena idea, clara y contundente vale más que una disertación alegórica. Y en la docencia en el posgrado, vale más crear ideas propias que decir ideas de otros; pero con frecuencia, es a partir de las ideas de otros que construimos las propias. Pero habremos de asegurarnos que las ideas de los otros que incluyamos en nuestra docencia sean mejores ideas o por lo menos buenas; cerrándoles el paso a las ideas simples y superfluas que se disfrazan de un buen título iconográfico pero están vacías de contenido, con lo cual esconden bien su fatuidad e inoperancia. Y en la era de la internet cualquier idea e imágenes digitales pueden ser presentadas como relevantes, aunque el docente que las presente no sea capaz de escribir a mano, con lápiz y papel, al menos una página.
Es cierto que la cultura digital y de la imagen es atractiva y subyugante para los alumnos y maestros; que constituye un gran recurso para los docentes de cualquier nivel educativo, pero que fácilmente puede ocultar la falsedad y apropiación malsana de las ideas de otros; pues si antes era necesario copiar letra por letra un texto para hacer una antología (y de paso el maestro aprendía) hoy basta con bajar la información de la red, copiarla y pegarla; dándole la uniformidad del formato deseado. Pero la verdad es que no hemos transitado el texto por el sendero esculpido por las ideas del autor; tan sólo lo hemos fotografiado; y no hemos estado ahí. No nos engañemos, los autores de las ideas siguen siendo propietarios de ellas, pues conservan el modelo prototípico y la huella donde éstas se forjaron. Lo demás es fotografía simple…..escaneada y nada más. Ahora que si se tratara de engañar a los demás, quizá lo logremos, pero muy mezquino sería tratar de engañarnos a nosotros mismos, contándonos historias falsas que nos conducirían seguramente hacia estados de esquizofrenia; engañándonos con nuestras propias mentiras.
Así, la docencia en el posgrado es más que un texto digitalizado; es más que coordinar las presentaciones de power point que realizan los alumnos; es mucho más que eso. Es la responsabiliad de enseñar lo que hemos prometido enseñar; es propiciar que los estudiantes piensen, reflexionen y escriban sus ideas; es un espacio de entrenamiento para ser mejores profesores, no tan sólo buenos maestros. La docencia en el posgrado es la oportunidad de aprender con los demás, incluso sobre temas y experiencias que creíamos dominar. Es, en síntesis, la construcción de ideas por nosotros, con la aportación del esfuerzo individual; pero nunca será para el profesor ni para el estudiante, un mero trámite para compartir sólo un horario y el contenido de la antología o la compilación del curso o del seminario.

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